Luces y sombras de la restauración escolar en Italia
Los resultados de la encuesta realizada por Foodinsider, , en la que participaron un tercio de los comedores escolares italianos, muestran luces y sombras. El 44% de los menús examinados registraron una mejora, gracias sobre todo a municipios como Trento, Udine, Frosinone, Rieti y Siracusa, que renovaron sus licitaciones. Pero eso no es suficiente. Demasiados niños siguen comiendo platos monótonos como la pasta blanca y el pan, rechazando la variedad propuesta como necesaria.
El Informe, destaca cómo la ley de los Criterios Ambientales Mínimos (CAM) ha contribuido a que los menús sean más saludables y locales. La introducción de más legumbres, productos ecológicos y alimentos frescos de kilómetro cero ha mejorado sin duda la calidad, pero aún queda mucho camino por recorrer. Desafortunadamente, el aumento de los alimentos procesados sigue siendo un problema, y el porcentaje de comidas realmente consumidas parece estar disminuyendo inexorablemente.
Los centros que invierten en educación alimentaria y ofrecen una cocina calidad consiguen los mejores resultados. Un ambiente menos ruidoso, más tiempo para comer y atención a la calidad de los productos marcan la diferencia. Pero, por el contrario, donde el comedor se ve solo como un servicio, el consumo de alimentos sigue siendo bajo y el fenómeno del desperdicio de alimentos ni siquiera se controla adecuadamente.
El municipio toscano Sesto Forentino, se coronó primero en el ranking , gracias a un menú que realza el territorio y respeta el medio ambiente. Con un 73% de alimentos procedentes de una cadena de suministro corta, incluyendo el aceite de oliva virgen extra y la pasta fresca de Mugello, Sesto Fiorentino demuestra que es posible combinar calidad gastronómica, sostenibilidad y salud. También encabezan el ranking Parma y Fano, que, junto con Cremona, siguen destacando por la calidad de sus menús.
Con más de 2 millones de comidas servidas cada día, los comedores escolares son un recurso extraordinario para promover la agricultura local y estimular la economía circular. Pero es necesario un compromiso constante y un cambio cultural que involucre a todos: desde las instituciones a las familias, pasando por las escuelas y los propios niños. Solo de esta manera será posible reducir el desperdicio y aumentar la calidad de las comidas servidas.
Si Italia realmente quiere centrarse en comedores escolares sostenibles, señala Ristorando, todavía queda un largo camino por recorrer. Se necesita más seguimiento, más educación alimentaria y, sobre todo, una visión común para dar forma a una restauración escolar que, por fin, nutra realmente el futuro del país.