Caos en el servicio de restauración escolar pública de Berlín

En las últimas semanas, ¡los colegios públicos de Berlín han estado en shok!: parte de sus alumnos se han quedado sin comer, en este comienzo de curso escolar 24/25. ¿El motivo? Una falta de planificación de los dirigentes políticos   a nivel de Lander y municipalidad, incapaces, en los plazos necesarios de tiempo, de legislar y elaborar un concurso público ad-hoc, para dar de alimentar a cerca de 40.000 bocas, en poco más de un centenar de colegios.

La empresa adjudicataria, 40 Seconds, que ganó el habitual concurso, ha sido incapaz de servir las comidas, de acuerdo con los compromisos adquiridos, por falta de cocinas, personal y transporte para su distribución. La VDSKC, asociación alemana de hostelería escolar, ya había advertido de que, una empresa que daba 5.000 comidas diarias a colegios no tendría capacidad suficiente, para ofrecer 40.000. 

Alega 40 Seconds, como disculpa, alude a que las fechas de convocatoria y adjudicación del concurso fueron tardías y que su competencia ejerció cabildeo, para intentar que no se lo llevara, proponiendo que, las que servían  en el curso pasado, vieran prorrogados sus contratos. 

 ¿La solución? Buscar empresas de la competencia, que sirvieran donde se le arrebató a la adjudicataria el centro o acudir a pizzas y sandwichs, para que los escolares pudieran comer; de modo que 40 Seconds, se ha quedado con el servicio a 25.000 bocas de las 40.000, a las que estaba obligada a atender.

Por otra parte, 40 seconds  ha de devolver a muchas familias, los ingresos que debían pagar por las comidas de sus hijos (en Alemania son gratuitas sólo hasta el sexto grado); 150 euros que anticiparon para las seis primeras  semanas de servicio, encontrándose actualmente, con falta de liquidez para atender tal obligación.

Escenario que ha llevado a algún concejal de uno de los distritos del ayuntamiento de Berlín a terminar por reconocer que era mejor llegar a “un final con horror (acudir al snacking) que a un horror sin final”  emitiendo un mea culpa, sobre algo que no debe volver a ocurrir.